Cuando estas cuidando tu espíritu para llegar a un nivel espiritual mas alto, es sumamente importante no descuidar la oración, tu comunión con Dios día con día. La oración es una arma tan poderosa para el creyente, que cuando sale de casa sin ella se siente completamente desprotegido, e incluso sin darse cuenta, es victima de pequeños o grandes actos durante el día, que intentan hacer decaer su ánimo y en mayores proporciones su FE.
Abrí los ojos a las 4:13 horas de la mañana, hacia mucho frío así que decidí, buscar mi celular y colocarme en la aplicación "BIBLIA" y acurrucada en cama intente leer el capitulo del libro correspondiente al día, no recuerdo en que momento me quede dormida, pero si recuerdo que desperté apurada, sin saber que había pasado, con el celular a un costado, y claramente ya pasaban las 6:00 am, debía dar saltos apresurados si quería llegar puntual a trabajar, y entre una cosa y otra, salí con las justas, pero, no contaban con mi astucia, porque llegue temprano.
Algo en mi entorno era diferente, en mi trabajo no me permito jamas estar afligida o triste pues considero mi responsabilidad que cada día exista un clima laboral adecuado para los trabajadores de la empresa, pero este día tenia algo particular, era como si necesitara renegar, como si esperase que alguien jale mi lengua para empezar a decirle mil cosas, y estas no serian precisamente de bendición, por misericordia del Espíritu Santo me vi en ese escenario y él no permitió para nada que suceda ese hecho, respire hondo y pasó, continué trabajado de la "mejor manera" pero tenia un desánimo y flojera únicos, esto ya no estaba bien, ingrese a un estado melancólico y meditabundo. Las horas pasaban, hojas iban y venían, links de Internet información aquí y allá.
Tenía que realizar actividades fuera de la empresa y emprendí a caminar como lo hacia días anteriores al tener la misma tarea, cada paso era tan pesado, pero tenia tantas labores, el tiempo se reducía muy rápido, las colas se demoraban, y algún otro lugar en cuestión, ya no atendía allí, cambio sin aviso de dirección ¡NO IMPORTA!, regresaré a la empresa... No me había dado cuenta cuanto había caminado, al regresar por el mismo camino si lo note, mis pies estaban quemando, me encontré en un cuadro con ampollas horribles y estropeadas, me ardían los talones, pero debía seguir caminando, pues me detenía a descansar y me quemaba mas los pies, lo que necesitaba era quitarme los zapatos. Gracias a Dios paso en ese instante un bus que me deja en la puerta de mi trabajo, pero al llegar y sentarme en mi oficina, solo me faltaba llorar para quejarme de un dolor tan insoportable, me sentí débil, desprotegida, etc. pasaron las horas y era momento de ir a casa, al salir rápidamente de la oficina no me percate que la puerta estaba un tanto dura, así que la jale raudamente, pues me urgía salir, e ¡irme! a casa, al hacer ello, la puerta no abrió por completo, y yo me apresure a salir, dos acto descoordinados que golpearon mi pierna con demasiada fuerza, en serio quería llorar, en realidad no faltaba nada para hacerlo.
Espere mi combi, estaba cerca a casa y no aguante mas. Me quité en la calle los zapatos, porque solo Dios sabe cuanto me dolían los pies. cuando llegue a mi habitación salieron algunas lagrimas de alivio, y aunque a penas me rozaba el pantalón me ardían los pies, era un alivio tremendo haberse quitado los zapatos.
Ahora entiendo que todo ello pasó por que no recibí el aliento que Dios me da todos los días en intimidad en oración, no es que "orar" como quieras notarlo causa ello. Sino que, caminar con Dios desde que te despiertas te renueva de energías, te da otra perspectiva de día, de vida, para ese lugar, momento y hora donde debas estar, Dios te ama, y quiere estar contigo, no te olvides de él, él no se olvidará de ti ni hoy, ni mañana, ni nunca. ORA,
no esperes que venga un día desesperante para entender que no puedes ni moverte sin DIOS.
Abrazos y Bendiciones
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